A Gillia se la encontraron vagando por la calle en muy malas condiciones, suponemos que llevaba mucho tiempo abandonada. La verdad que es muy difícil que no se te encoja el corazón al verla. Tiene las orejitas quemadas, el rabo cortado y muchas heridas por el cuerpo.
Pero esas heridas no son las que más nos preocupan, las que nos preocupan son las de su corazón. A pesar de tener solamente 4 años ha tenido una vida muy dura y es un poco desconfiada. Cuando llegamos al chenil, intenta esconderse pero cuando se relaja es un amor de perrita.
Para Gillia estamos buscando una familia que tenga paciencia, que sepa darle su espacio pero sobre todo que le demuestre que todos los humanos no son malos.
Si crees que puedes darle la segunda oportunidad que tanto se merece, escribe a: geriatrico@protectoramalaga.com