Haiduc es uno de muchos otros perros abandonados por su familia cuando ya llegan a una edad. A sus 11 años, pasó de vivir en una casa calentito a entrar en un frío chenil en pleno febrero.
No llegó en las mejores condiciones. A Haiduc le falta algo de pelo por su cola y algunas partes de su cuerpo y además sufre de sobrepeso, algo que con un poquito de dieta y con paseos largos se solucionará pronto.
Nos da mucha pena cuando nos acercamos a él y se pone a llorar. La única cosa que calma su llanto es atención, cariño y caricias. Le encanta que le hagan caso y que le rasquen la cabeza.
Normalmente siempre está sentado o tumbado descansando, incluso cuando le ponemos de comer no se pone muy nervioso y espera que nos acerquemos nosotros a él.
A pesar de sentir tantas ganas de que le acaricien, con la comida es muy bueno, y no se sube encima ni muestra ansiedad.
A la hora de pasear, como le cuesta un poco, va a tu lado y no tira en ningún momento.
Disfruta olisqueando todo lo que encuentra y va muy tranquilo. Cuando se cruza con algún perro ladra un poco, pero siempre queriendo conocer y mostrando curiosidad, en ningún momento saca los dientes o tiene malos gestos.
A pesar de que le cuesta y lo hace muy lentamente, le encanta jugar a la pelota. En patio se las lanzamos y va poquito a poco hacia ellas y las devuelve.
Conociéndolo poco a poco nos hemos dado cuenta de que le encanta que le cepillen. Se pone muy contento y empieza a mover su rabito de un lado a otro, mostrando su gran lengua con una sonrisa gigante.
Por eso creemos que Haiduc es perfecto para cualquier familia que pretenda gastar un poco de tiempo en sus paseos para rebajar su peso y que se comprometa a darle la dieta que necesita.
Si quieres ser la familia que haga feliz a Haiduc cepillándolo y lanzándole pelotas sin esperar que las devuelva rápido, escribe a
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