Aquí venimos a hablar de RESPONSABILIDAD. Rabel vuelve a estar con nosotros tras haber pasado ni por uno ni por dos, sino por tres abandonos. Rabel lleva con nosotros 5 meses, 5 meses en los que no se ha sentido querido por ninguna de sus supuestas familias. 5 meses sin entender por qué nadie quiere conocerle realmente.
Su mala suerte tiene que acabar.
Adoptar a un perro no es pasearlo y darle cariñitos cuando uno quiera. Es compromiso, trabajo... ayudarlos a descubrir el mundo de una forma en la que se sientan seguros y cómodos. Es quererlos incondicionalmente y no buscar excusas para no hacerlo.
A Rabel lo abandonaron por primera vez sin explicaciones ni corazón en la perrera, para que allí se consumiera. En cuanto pudimos lo rescatamos, y qué perro más precioso hemos descubierto.
Este machito joven es una delicia que adora explorar, jugar y disfrutar de lo poco que un espacio tan limitado puede ofrecerle.
En patio corretea de un lado a otro tras su querida pelota, la que comparte con sus compis de jaula.
Es muy activo y tiene muchísima energía que necesita consumir pero a la vez pasea maravillosamente bien a tu lado, dándote lametones en la mano, ya que es muy cariño con los voluntarios, ¡por que su familia deberá ser igual de activo que él!
Convive en armonía con machos y hembras, aunque es muy intenso cuando conoce nuevos amigos por lo que necesita una buena presentación con otros perritos para que ellos no se sientan invadidos. Le gusta mucho jugar bruto y siempre nos lo encontramos jugando con su
compañero, un gran malinois con el que se lo pasa de miedo.
Queremos un futuro lleno de viajes, paseos eternos y mucho amor para Rabel, una familia que entienda que CUALQUIER perro supone un trabajo de comprensión y empatía.
Rabel no ha tenido un bonito comienzo. Hagamos entre todos que tenga un bonito final.
Si crees que puedes darle la vida que se merece a esta preciosidad, escribe a