Sauron

Sexo: Macho

Raza: Mestizo

Edad aproximada: 9 años

Tamaño: Mediano

Ref: 20020

  Hay ocasiones en las que después de una vida, una familia trae un perro al refugio. Es que el perro ha hecho esto, es que el perro ha hecho esto otro... Y yo me pregunto... ¿pero qué hicisteis vosotros por él?.

Así hicieron con Sauron después de casi siete años. En todo ese tiempo no le habían puesto una vacuna y nunca intentaron entenderlo.

Yo lo veo y me da rabia. Todo el mundo busca lo fácil, lo rápido, lo que no cause problemas. No ofrecen soluciones, no ofrecen comprensión ni ayuda. No tienen ni idea de lo que es la familia. Miro a Sauron y pienso que qué pena, que nunca lo quisieron de verdad.

Qué pena que muchos ahora lo vean de manera superficial. Qué pocos lo mirarán a los ojos y entenderán que a pesar de su edad, a pesar de su color, que a pesar de tener ciertos límites... es un perro con mucho por ofrecer. Qué pena que nadie lo mire con empatía y cariño.

Ha sido un incomprendido toda su vida y sin embargo, nosotros al verlo sólo podemos pensar en las cosas que nos gustan de él.

Adora a las personas y rebosa de alegría cada vez que vamos a su chenil para sacarlo. Da saltos a dos patitas y desde lejos ya nos llama, ya nos pide que lo llevemos con nosotros. Creo que se siente un poquito menos solo cuando nos ve, siempre está contento cuando entramos con él, sin importar el motivo: ya sea para llenarlo de besos, sacarlo a pasear o realizarle dolorosas curas.

Todavía recuerdo ese día de tormenta en el que casi todos los perros lloraban metidos en sus camas y ahí estaba él, asomado y sonriendo, positivo. Es inevitable entrar a su jaula y darle mimos. Siempre está dispuesto a recibirnos con esa colita tan larga en movimiento, a veces sentado paciente esperando algún premio. Lo glotoncillo que es, lo feliz que le hace solo un trozo de salchicha. Muchos desearíamos ser tan feliz con tan poco, y sonreír más como lo hace él, honestamente.

Disfruta muchísimo en el paseo, también en el patio. Le encanta jugar a la pelota y practicar numerosas órdenes básicas. Es posible que sea mestizo de Border Collie o algún tipo de Pastorcillo, así que le gusta el trabajo, tener un cometido. Además, es muy limpio y no hace pipi o caca en la jaula. Te llora pidiendo que lo saques.

Pero no solo juega a la pelota en el patio, también busca estar entre los brazos de los voluntarios pidiendo cariño y regalándolo, infinito, a besos. También se deja realizar curas dolorosas, como la herida de la castración o un bocado que se llevó en la oreja y sobre el ojo, se quedaba quietito y tranquilo mientras lo curábamos. Cuando llegó al refugio, se dejó vacunar y poner el microchip sin malos gestos.

Es un perro muy bueno, alegre y simpático, que no desconfía de las personas y le gusta saludar a quien se cruza. Además, se deja poner el bozal perfectamente y sabe pasear con él.

Se relaciona muy bien con hembritas y ha convivido con varias sin problemas para compartir comida, juguetes o espacio.

Así que no creemos que hubiera problemas en convivir en una casa con una hembrita que lo entendiera y le diera su espacio.

Tiene una energía media así que pensamos que para él la familia perfecta sería una pareja joven o de mediana edad a la que le guste hacer actividades de senderismo, que tengan espacio en casa y les guste pasar tiempo con su perro. Que sean respetuosos en el trato a la vez que firmes. Que sean observadores y quieran conocer a su perro.

Es lo que nosotros hemos hecho con él. No sólo quererlo sino también tratar de entenderlo, conocer sus gustos, sus gestos. Y es un perro con el que verdaderamente disfrutamos cuando compartimos tiempo de paseo con él y que se hace querer.

En este tiempo que lleva en el refugio hemos podido observar que cuando confía en alguien, cuando alcanza ese vínculo con alguien, con alguien que es familia, es un perro que se deja hacer completamente de todo. Una voluntaria lo sacó de paseo al exterior y tuvo un comportamiento ejemplar, paseó maravillosamente bien con la correa y cuando se cruzaban con un perrito, ella lo llamaba y le decía que se sentase, y Sauron la obedecía al momento e ignoraba al perrito. Se portó genial incluso con personas desconocidas a las que a los pocos minutos de conocerlas, besaba en la cara.

Luego llega el momento más duro, el de dejarlo de nuevo en su jaula e irnos. Nos llora al alejarnos y rasca la puerta por unos momentos porque el tiempo que ha pasado con nosotros no es suficiente. Después de ese rato de paseo es cuando Sauron entiende que la protectora no es hogar y que hay cientos más como él. Quizás sepa que por desgracia nunca nadie lo mirará de verdad.

Es una pena que pocos vean en él lo que es obvio: un perro que tan solo necesita confiar, activo y cariñoso. Es una pena que su familia no se dignase a conocerlo, a conectar con él. La verdad es que se perdieron una auténtica maravilla.

Por eso, buscamos para él a familia que esté dispuesta a dar lo que mismo que él aporta. Las acciones hablan más que las palabras.

 Si quieres recibir todo el amor que Sauron tiene por dar, escribe a